Esperanza supongo.
A veces me dan ganas de decirle: No lo sé, y ¿qué te importa?
Creo que no se da cuenta de lo cerca que está de la muerte. O quizás es por eso.
Cuando traspaso el umbral, esas puertas blancas de cristal, siempre hay uno o dos sentados en el recibidor, creo que no esperan nada, no lo sé, en todo caso saben que no pasará nada, quizás llevan ahí sentados toda la mañana.
Si la vida me empuja yo me muevo.
Me sonríe y cierro los ojos.
Es duro decirle adiós a un sueño que ha crecido demasiado.
Lo único que sabía era que quería ayudar. Serle útil a alguien en algún momento. Pero cuando llego a casa me doy cuenta de que no creo. Que las cosas son como son, sólo cambian de forma.
La fe para algunos es como una sombra, no se la puede mirar de frente, cuando intenta atraparla, se escapa; pero se la puede sentir siempre detrás, mientras uno vive, mientras uno actúa.
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niña triste -